lunes, 17 de septiembre de 2012

El Tucumano Jose Luis Torres,quien puso el nombre a la Fusiladora

RECUERDO A UN TUCUMANO DE LEY
 
      En una fecha que se recuerda al día más nefasto de la Historia Argentina (16 setiembre de 1955), donde se inicia el espiral de la Violencia entre hermanos, quiero recordar a un comprovinciano “NINGUNEADO” como nadie en la Argentina, su nombre: JOSÉ LUIS TORRES
A quien don Arturo Jauretche sobre su muerte expresó: “A uno de los más grandes pensadores de nuestra Nación ningún periódico argentino quiso recoger su necrológica pero este silencio que ha habido para su muerte, prueba simplemente que murió en su ley”....

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Torres nació en la ciudad de San Miguel de Tucumán el 21 de enero de 1901, fue su madre una mujer de condición humilde y siendo su padre un ingeniero del ferrocarril que lo reconoció como hijo. En 1932 cumpliendo funciones de Ministro de Gobierno de Juan Luis Nogués, gobierno intervenido por el Gobierno Central, por defender la autonomía federativa. Se traslada a Buenos Aires para convertirse en el Fiscal de la Década Infame. Como escritor se le conoce “Algunas maneras de vender la patria” (1940), pero es recién en el período que va del 43 al ‘53 donde Torres halla relativa tranquilidad para dejar por escrito sus experiencias, luchas e ideales. Así, Los perduellis (1943), La década infame (1945), La patria y su destino (1947), Seis años después (1949), Nos acechan desde Bolivia (1952) y La oligarquía maléfica (1953) son algunos de los títulos más salientes de su producción. En 1955 edita la revista Política y políticos, que tenía como leyenda “ni con unos, ni con otros”, de la que logran salir ocho números hasta que es cerrada por orden del almirante Rojas. En ella Torres, que era su único redactor y escribía con estilos diferentes para darle mayor relieve, estigmatizó la revolución triunfante desde todos los ángulos, bautizándola como “revolución fusiladora”, nombre con que años más tarde se la identificó definitivamente.
Es éste otro de los rasgos del “loco Torres”, como lo llamaban sus amigos, el poder sintetizar en un nombre preciso y apropiado hechos, personas y épocas. Así, a él se debe la caracterización de “década infame” al período del 32 al 43; “oligarquía maléfica”, al sector social de mayores recursos que se enriqueció a costillas del pueblo en ese período y “perduelio”, al aparato financiero y legal montado por los enemigos internos de la patria para su liquidación.

 Falleció en Buenos Aires, el 5 de noviembre de 1965, en la pobreza más absoluta. Sus amigos, entre ellos Pepe Taladriz, realizan una colecta para comprar el cajón. Sus restos descansan en el osario público del cementerio de la Chacarita. Más, como el mismo lo previera, no murió del todo, pues “hasta después de muerto ha de prolongarse en el tiempo la consecuencia de mi esfuerzo”.                                                        
 
                                             ( homenaje de Victor Lupo en las redes )

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