martes, 2 de febrero de 2016

Movimiento Obrero. Saul Ubaldini, Hugo Moyano..en los años 1980..renace la Democracia..espacio Guardianes de Peron

A fines de 1979 fue sancionada la Ley nº 22.105 que disolvió la central sindical argentina, la Confederación General del Trabajo (CGT). Los sindicatos no fueron eliminados, pero la norma pretendió excluir la actividad política interna, así como limitar sus recursos económicos al inhibir la gestión gremial de las obras sociales. La amenaza que significó la nueva legislación aceleró un proceso de reunificación de ambos grupos sindicales que convergieron, en septiembre de 1979, en la Conducción Unificada de los Trabajadores Argentinos (CUTA). Pero la falta de acuerdos sobre las tácticas para enfrentar los postulados de la ley provocó su pronta ruptura en abril de 1980.
A pesar de la ilegalización, en noviembre de 1980 el grupo “confrontacionista” reconstituyó la Confederación General del Trabajo, conocida como CGT-Brasil en referencia a la calle en que se encontraba su sede. Saúl Ubaldini fue elegido secretario general y en julio de 1981 la central declaró la segunda huelga general contra el gobierno militar. En esta ocasión se alcanzó un importante nivel de acatamiento. El 7 de noviembre de aquel año fue convocada la primera manifestación abierta contra el gobierno. Los organizadores aprovecharon la tradicional marcha a la Iglesia de San Cayetano en el barrio porteño de Liniers para eludir el marco represivo. Bajo el lema “Pan, Paz y Trabajo” se reconfiguró el acto religioso en un acto político.
En el año 1981, en respuesta a las consecuencias del plan económico de Martínez de Hoz aparecieron voces críticas hacia el gobierno militar, al tiempo que las disidencias internas en las Fuerzas Armadas sobre el rumbo a seguir se convertían en confrontaciones directas. Fue en ese marco que la CGT-Brasil convocó a un paro general y movilización a Plaza de Mayo para el 30 de marzo de 1982. 30.000 personas se plegaron a la manifestación que tuvo como corolario la represión y detención de muchas de ellas.
En este particular contexto, es posible entender la recuperación militar de las Islas Malvinas como una “fuga hacia adelante” del gobierno militar. A partir de un reclamo ampliamente compartido por la sociedad argentina, la Junta Militar pretendía amalgamar a todos los sectores detrás de una causa que desplazara a un segundo plano a las críticas y las disputas existentes hasta entonces. El nuevo escenario planteado a partir del 2 de abril colocó entonces en una situación incómoda a las escasas voces críticas de aquel momento. La CGT fue uno de los tantos sectores que apoyaron al gobierno al destacar el carácter reivindicatorio y patriótico de la iniciativa militar. Saúl Ubaldini integró la delegación que pocos días después del comienzo del conflicto viajó a las Islas.
La derrota de Malvinas significó la finalización del tiempo político del gobierno militar. La transición hacia la democracia, iniciada a partir del anuncio de las elecciones de octubre de 1983, se desarrolló con los sindicalistas como protagonistas de la recomposición del Partido Justicialista. Diversos análisis coinciden en asignar un peso trascendental a la decisión de Lorenzo Miguel que consistió en presentar a Ítalo Argentino Luder como el candidato justicialista a presidente.


(Breve reseñas de esos años del renacer de la Democracia y sus luchadores del Movimiento Obrero Argentino... de la revista Jauretche)

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